Y mientras algunos hacían caso omiso a la convocatoria por la “Hora del Planeta”, otros sí se comprometieron pero no sabían qué hacer durante esa hora al haber olvidado aquellas épocas en que el Perú podía estar horas y hasta días completos en apagón por el terrorismo… algunos otros se comprometieron y llegaron un poco mas allá, compartieron ese momento con sus familias o amigos, ya sea conversando (cosa que hace falta en los últimos tiempos), jugando, paseando… etc. En mi caso, esa hora la pasé en una velada de cuentos… pero mejor cuento un poquito cómo llegué hasta ahí.
Era sábado por la mañana y estábamos en el “check-in” de la clase de teatro con Javier Echevarría y surgió el tema… “La Hora del Planeta”… y luego de varias intervenciones e interrogantes sobre qué hacer durante esa hora, Javier sugirió que hagamos una velada de cuentos… y casi por arte de magia, Javier se dio cuenta que era algo que podía haber organizado él. Rápidamente, después que iniciaron los ensayos, llamadas fueron y vinieron y listo… tenía lo necesario para oficializar su decisión de organizar una velada para la noche, en la hora del planeta. Sábado, 8 pm en su casa… muchos interesados… pero varios revisando agendas para ver cómo le hacían para asistir.
Llegó la tarde, le avisé a algunas amigas que les gusta el arte de la “narración de cuentos” y acordamos llegar juntas a la velada. El resultado, una velada increíble, en un lugar secreto que Javier compartió con nosotros 🙂 con cuentos de los inicios del universo, de las flores y las frutas, del ciclo de vida de los árboles… de Adán y Eva, del origen de la quinua, etc… todo al estilo de Javier y con cuentos de su autoría. Y algo mejor aún, compartir con personas que tienen gustos similares… con personas con las que se pueden intercambiar experiencias y formas de pensar… ah claro, y reencuentros inesperados pero gratos.