Heraud: El Corazón Volador

Javier Heraud, un joven idealista, brillante y poeta, con mucho futuro por delante, seguramente muchos premios de literatura, reconocimiento en el Perú y el Mundo… un futuro que no tuvo, un futuro cortado por su idealismo descontrolado, su afán de salvar al mundo peleando una guerra de una forma que ni él mismo creía, por un ideal que tenía en la mente y en el corazón, y que lo llevó a la muerte.

La obra “Heraud: El Corazón Volador”, nos muestra un recorrido por la vida de Javier Heraud, gran poeta peruano, desde sus épocas finales de Colegio pasando por su etapa universitaria, su etapa revolucionaria, hasta su trágica muerte en Puerto Maldonado un 15 de mayo de 1963 con tan sólo 21 años de edad.

Si bien algunos dirían que una obra de este tipo es básicamente biográfica (lo cual no deja de ser cierto), por sobre todo, presenta el lado humano del poeta, cuyo corazón se encontraba dividido entre dos mundos, uno de ellos, el mundo burgués, proveniente de una familia acomodada que habita en Miraflores y tiene acceso a buenos colegios y universidades, enfrentado a su otro yo, aquél que se preocupa por el bienestar de los demás, por el dolor de los afligidos, por los pobres que no tienen acceso a más recursos. Heraud era conciente de lo que pasaba alrededor de él, aún en lugares ajenos, en lugares extraños, pero no conocía ese mundo ni había vivido en él, por el contrario, su mundo estaba lleno de felicidad, alegría, amigos, cultura y conocimiento… y arte… aquél arte que lo volvió más sensible, y que lo llevó a abrazar un ideal, que equivocado o no, él pensó podría ayudar al país.

El protagonista, durante la hora y media de la obra, va recorriendo su vida, año a año hasta llegar al punto de partida que es su muerte, talvez para entender qué fue lo que ocurrió, talvez para saber si valió la pena o no tanto sacrificio, talvez para ver si el mundo cambió.

La obra nos muestra conflictos internos de una persona que nunca se logró identificar con un tipo de sociedad hipócrita ni ciega a acontecimientos que como ahora, aniquilan a la misma sociedad. Por qué tomar las armas para una revolución al estilo Cuba o Rusia?… seguramente porque su idealismo lo llevó a pensar que al menos de una forma alternativa, podría ser escuchado, pero, acaso ya no era escuchado?. A pesar de su juventud, Heraud ya era admirado y reconocido, y su opinión respetada en el país, mismo respeto y admiración que fue dejado de lado al involucrarse en revoluciones sin sentido.

Murió como uno de esos tantos jóvenes incautos, que se dejan convencer por falsos idealismos, siendo arrebatados de sus talentos, sus sueños, y en especial, un futuro porvenir.

El idealismo, o La Idea como se le llama en la obra, lo acompañan todo el tiempo, aquella idea de liberación, de ser alguien grande, de lograr algo hermoso no sólo para él y su familia, sino para el país.

Esta obra tiene muchos matices, es muy intensa (como diría Katu), muy recomendable y se ve desde todo ángulo, el toque del gran Adrianzén, quien en conjunto con Claudia Sacha (Hija del recordado Orlando Sacha y de Elvira de la Puente) conforman una buena dupla que vale la pena admirar.

Los actores, muy buenos todos, dos generaciones actuando juntas. Actúan: Elvira de la Puente, Carlos Mesta, Sonia Seminario, Franklin Dávalos (Heraud), Camila Mac Lennan (Hija de Gustavo), Juan Carlos Pastor, André Silva y Tommy Párraga. Primera vez que veo a Dávalos en escena y veo que es un excelente actor, con una plasticidad que se aprecia en especial al inicio y al final de la obra, y con una interpretación que nos hace sentir los conflictos por los que pasa el joven Heraud.

La obra se viene presentando en el teatro de la Alianza Francesa de Miraflores desde el 12 de junio hasta el 6 de julio de jueves a lunes a las 8 pm, y será puesta en la Casa Teatro Racional del 16 de julio al 8 de agosto de jueves a sábado a las 8 pm. Vale la pena ir a verla, la actuación es de primera, la dirección de Oscar Carrillo, a quien por primera vez veo como Director, muy buena también y la dramaturgia excelente.

Para quienes ya vieron Respira, encontrarán en esta obra una extensión de una de las historias presentadas.

Si desean tener más información sobre la obra y también sobre Heraud, les recomiendo las siguientes páginas:

1. El Público se Prepara
2. Miraflores Perú
3. RPP.com.pe

Los dejo con uno de los poemas más reconocidos de Javier Heraud:

El Río

1

Yo soy un río,
voy bajando por
las piedras anchas,
voy bajando por
las rocas duras,
por el sendero
dibujado por el
viento.
Hay árboles a mi
alrededor sombreados
por la lluvia.
Yo soy un río,
bajo cada vez más
furiosamente,
más violentamente
bajo
cada vez que un
puente me refleja
en sus arcos.
2

Yo soy un río
un río
un río
cristalino en la
mañana.
A veces soy
tierno y
bondadoso. Me
deslizo suavemente
por los valles fértiles,
doy de beber miles de veces
al ganado, a la gente dócil.
Los niños se me acercan de
día,
y
de noche trémulos amantes
apoyan sus ojos en los míos,
y hunden sus brazos
en la oscura claridad
de mis aguas fantasmales.

3

Yo soy el río.
Pero a veces soy
bravo
y
fuerte
pero a veces
no respeto ni a
la vida ni a la
muerte.
Bajo por las
atropelladas cascadas,
bajo con furia y con
rencor,
golpeo contra las
piedras más y más,
las hago una
a una pedazos
interminables.
Los animales
huyen,
huyen huyendo
cuando me desbordo
por los campos,
cuando siembro de
piedras pequeñas las
laderas,
cuando
inundo
las casas y los pastos,
cuando
inundo
las puertas y sus
corazones,
los cuerpos y
sus
corazones.

4

Y es aquí cuando
más me precipito
Cuando puedo llegar
a
los corazones,
cuando puedo
cogerlos por la
sangre,
cuando puedo
mirarlos desde
adentro.
Y mi furia se
torna apacible,
y me vuelvo
árbol,
y me estanco
como un árbol,
y me silencio
como una piedra,
y callo como una
rosa sin espinas.

5

Yo soy un río.
Yo soy el río
eterno de la
dicha. Ya siento
las brisas cercanas,
ya siento el viento
en mis mejillas,
y mi viaje a través
de montes, ríos,
lagos y praderas
se torna inacabable.

6

Yo soy el río que viaja en las riberas,
árbol o piedra seca
Yo soy el río que viaja en las orillas,
puerta o corazón abierto
Yo soy el río que viaja por los pastos,
flor o rosa cortada
Yo soy el río que viaja por las calles,
tierra o cielo mojado
Yo soy el río que viaja por los montes,
roca o sal quemada
Yo soy el río que viaja por las casas,
mesa o silla colgada
Yo soy el río que viaja dentro de los hombres,
árbol fruta
rosa piedra
mesa corazón
corazón y puerta
retornados,

7

Yo soy el río que canta
al mediodía y a los
hombres,
que canta ante sus
tumbas,
el que vuelve su rostro
ante los cauces sagrados.

8

Yo soy el río anochecido.
Ya bajo por las hondas
quebradas,
por los ignotos pueblos
olvidados,
por las ciudades
atestadas de público
en las vitrinas.
Yo soy el río
ya voy por las praderas,
hay árboles a mi alrededor
cubiertos de palomas,
los árboles cantan con
el río,
los árboles cantan
con mi corazón de pájaro,
los ríos cantan con mis
brazos.

9

Llegará la hora
en que tendré que
desembocar en los
océanos,
que mezclar mis
aguas limpias con sus
aguas turbias,
que tendré que
silenciar mi canto
luminoso,
que tendré que acallar
mis gritos furiosos al
alba de todos los días,
que clarear mis ojos
con el mar.
El día llegará,
y en los mares inmensos
no veré más mis campos
fértiles,
no veré mis árboles
verdes,
mi viento cercano,
mi cielo claro,
mi lago oscuro,
mi sol,
mis nubes,
ni veré nada,
nada,
únicamente el
cielo azul,
inmenso,
y
todo se disolverá en
una llanura de agua,
en donde un canto o un poema más
sólo serán ríos pequeños que bajan,
ríos caudalosos que bajan a juntarse
en mis nuevas aguas luminosas,
en mis nuevas
aguas
apagadas.

Del poemario: “El Río”. Lima. 1960.

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